Hay distintas opiniones sobre los pros y los contras del sistema «multilateral» de comercio de la OMC. De hecho, una de las principales razones de la existencia de este sistema es que sirve de foro en el que los países pueden ventilar sus diferencias comerciales. También las personas pueden participar, aunque no de forma directa, sino a través de sus gobiernos.
1. La OMC NO les dice a los gobiernos lo que tienen que hacer
Las normas del sistema de la OMC son acuerdos resultantes de negociaciones celebradas entre los gobiernos de los países Miembros:
- Las normas son ratificadas por los parlamentos de los Miembros; y
- Las decisiones adoptadas en la OMC se toman en prácticamente todos los casos por consenso entre todos los Miembros.
La única ocasión en que un órgano de la OMC puede tener una influencia directa en la política de un gobierno es cuando, tras someterse una diferencia a la OMC, el Órgano de Solución de Diferencias (integrado por el conjunto de los Miembros) formula una resolución para dar fin a una controversia.
2. La OMC NO aboga por el libre comercio a toda costa
Uno de los principios del sistema de la OMC es que los países reduzcan sus obstáculos al comercio para permitir que las corrientes comerciales fluyan con mayor libertad.
Después de todo, los países se benefician del aumento de los intercambios comerciales que resulta de esa reducción.
Pero el nivel exacto al que se deben reducir esos obstáculos es algo que los propios países Miembros negocian entre sí. Su posición negociadora depende de lo dispuestos que estén a reducir esos obstáculos y de lo que quieren obtener a cambio de los otros Miembros. Lo que para un país es una obligación resulta ser un derecho para otro país, y viceversa.
3. La OMC NO sólo se preocupa por los intereses comerciales. Éstos NO tienen prioridad sobre el desarrollo
El sistema de comercio de la OMC descansa sobre la idea de que un comercio más libre incentiva el crecimiento económico y fomenta el desarrollo. En ese sentido, comercio y desarrollo son mutuamente beneficiosos.
Los países en desarrollo disponen de un plazo más largo para aplicar muchas de las disposiciones de los Acuerdos de la OMC. Los países menos adelantados reciben un trato especial, que incluye la exención de numerosas disposiciones.
“El desarrollo sostenible es un objetivo medular”
4. En la OMC los intereses comerciales NO tienen prioridad sobre la protección ambiental
En el preámbulo del Acuerdo de Marrakech por el que se establece la Organización Mundial del Comercio se citan entre los distintos objetivos la utilización óptima de los recursos mundiales, el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente.
Más allá de los principios de amplio alcance, los acuerdos específicos sobre cuestiones concretas también toman en consideración las preocupaciones ambientales. Así por ejemplo, se permite la concesión de subvenciones para proteger el medio ambiente.
5. La OMC NO impone su voluntad a los gobiernos en lo referente a cuestiones tales como la inocuidad de los alimentos o la salud y seguridad de las personas. Una vez más, los intereses comerciales NO prevalecen
Los acuerdos contienen cláusulas clave (como el artículo XX del GATT) que permiten expresamente a los gobiernos adoptar medidas destinadas a proteger la salud y la vida de las personas y de los animales o preservar los vegetales.
Ahora bien, esas medidas están sujetas a ciertas disciplinas para evitar, por ejemplo, que los gobiernos las utilicen como pretexto para proteger a los productores nacionales, lo que constituiría una forma encubierta de proteccionismo.
6. La OMC NO destruye empleo ni acentúa las diferencias entre ricos y pobres
Un comercio más fluido y estable fomenta el crecimiento económico y puede contribuir a crear empleo o a reducir la pobreza y frecuentemente permite hacer ambas cosas a la vez.
El primer beneficiario es el país que reduce sus propios obstáculos al comercio. Aunque no tanto, también salen ganando los países que exportan a éste. En muchos casos, los trabajadores del sector de las exportaciones disfrutan de mejores salarios y de una mayor seguridad en el empleo.
La OMC trata de dar solución a estos problemas de diversas maneras. En la OMC la liberalización se efectúa de forma progresiva: los países tienen tiempo para hacer los reajustes necesarios.
7. Los países pequeños NO carecen de poder dentro de la OMC
En los últimos años los países en desarrollo han participado con cada vez más brío en las negociaciones de la OMC y han presentado un número sin precedentes de propuestas en las conversaciones sobre la agricultura e intervenido activamente en la preparación de las declaraciones y decisiones ministeriales adoptadas en noviembre de 2001 en Doha, capital de Qatar.
El procedimiento conducente a la adopción de éstos ha sido celebrado por ellos. Todo esto es prueba de la confianza que les merece el sistema.
8. La OMC NO es el instrumento de poderosos grupos de presión
El sistema de la OMC ofrece a los gobiernos un medio para reducir la influencia de una serie de intereses creados muy concretos.
Esa es la consecuencia natural del tipo de negociación conocido como «ronda» (es decir, negociaciones que abarcan un amplio abanico de sectores).
El resultado de una ronda comercial ha de reflejar un equilibrio de intereses. A los gobiernos les puede resultar más fácil rechazar la presión de un determinado grupo de presión alegando que tuvieron que aceptar un acuerdo global en interés del país en su conjunto.
9. Los países más débiles sí pueden optar y NO se ven forzados a adherirse a la OMC
La mayoría de los países estiman efectivamente que es mejor estar dentro del sistema de la OMC que fuera de él. Ese es el motivo por el que la lista de países que negocian su adhesión a la Organización incluye tanto países comerciantes grandes como pequeños.
Las razones son positivas más que negativas: hay que buscarlas en los principios clave de la OMC, tales como la no discriminación y la transparencia. Gracias a su adhesión a la OMC, incluso un país pequeño se beneficia automáticamente de las ventajas que todos los Miembros de la OMC se otorgan mutuamente.
10. La OMC NO es antidemocrática
En la OMC las decisiones suelen adoptarse por consenso. En principio ese sistema es incluso más democrático que el de la votación por mayoría, ya que no permite tomar ninguna decisión hasta que todos estén de acuerdo.
Sería erróneo postular que todos los países tienen el mismo poder de negociación. No obstante, la regla del consenso implica que todos los países tienen voz y que para que se sumen al consenso es preciso haberlos convencido previamente. Con cierta frecuencia para poder persuadir a un país renuente hay que ofrecer algo a cambio.
[1] WTO(World Trade Organization)